domingo, 27 de octubre de 2013

Diferencias entre las lavadoras de carga frontal y de carga superior



Este artículo viene sugerido por el comentario que me ha dejado LUIS. Podéis verlo completo en este enlace. Lo más destacado de sus preguntas es “…Lo que me gustaría que me respondiera es las diferencias entre las lavadoras de carga frontal y las de carga superior, sobre todo, a nivel técnico que es el que se ve claramente que usted domina, es decir, si en cuanto a la eficacia de lavado, centrifugado, duración general de los componentes, consumos, etc., presentan resultados diferentes o se pueden asemejar en la actualidad…”.  Vamos a ello.


Si nos remontamos a los años 50, las lavadoras empezaban a construirse en Espàña y en otros países europeos. Aquí eran de las denominadas “de turbina” (ver foto arriba, bajo el título), consistentes en una cuba o caldero metálico metido en un mueble o carcasa que lo contenía,  con una turbina en el fondo o en el lateral de la cuba, y con un tubo des desagüe manual (se bajaba y lógicamente se vaciaba el agua). La turbina, de goma o baquelita, producía unos remolinos en el agua, donde se habían echado previamente escamas de jabón y más tarde detergente en polvo. El giro de la turbina se producía mediante un motor situado debajo del caldero, con dos poleas y una correa trapecial para conseguir las revoluciones adecuadas para producir el torbellino de agua con la ropa revolviéndose en él. Si se pretendía aclarar en la misma lavadora, se vaciaba, se volvía a llenar con agua nueva y a volver a agitar. Y `para eliminar parte del agua de la ropa, se hacía pasar entre dos rodillos de goma, situados en la parte alta de la lavadora, que eran accionados a mano. De esta forma se conseguía eliminar parte del agua, saliendo la ropa “escurrida”.

En Francia se empezó a pasar de la clásica lavadora de turbina a una lavadora, ya denominada “automática”, que podía lavar con prelavado y lavado, con aclarados y con centrifugado para eliminar el agua. Además, llevaban un calefactor eléctrico para calentar el agua. El formato de estas nuevas lavadoras seguía pareciéndose a las lavadoras de turbina, con una tapa superior, que se levantaba para meter y sacar la ropa dentro del tambor, que tenía una tranpilla accesible en su superfiicie y para cargar el detergente. Fueron pues los franceses los iniciadores de las lavadoras denominadas “de carga superior”. Se colocaban en cocinas, baños, balcones, galernas, etc. Pero no bajo la encimera de la cocina.

En la Alemania de los 50, recuperándose de la segunda guerra mundial, y reconstruyendo las derruidas ciudades, comenzó la construcción masiva de viviendas. Se incorporaban los nuevos conceptos de la zona de cocina, donde, debido a las bajas temperaturas invernales, se colocaban la mayoría de los electrodomésticos en su interior. Los inventores de la normalización no lo fueron menos al diseñar las lavadoras para integrarlas en la cocina, así como los lavavajillas y los frigoríficos. Se normalizaron las dimensiones exteriores de los aparatos al objeto de poderlos introducir en los huecos ’al efecto, bajo la encimera de la cocina. Sus dimensiones normalizadas eran 85 cms, de alto, 59 de ancho y hasta 60 de profundidad, para poder meter la  lavadora en un hueco de 60 de ancho por 85 de alto. Así pues, con la necesidad de colocarlas para ahorrar espacio bajo el “mármol”, no podían tener la tapa o registro en la parte superior, por lo que fue necesario construirlas “de carga frontal", con la puerta, llamada “ojo de buey,” en la parte frontal del aparato.

En Italia, por los mismos años, surgieron también fabricantes de lavadoras automáticas, siguiendo el diseño y las dimensiones de los fabricantes alemanes. 

En España CROLLS fue el primer fabricante que construyó lavadoras automáticas en Reus (Tarragona). Siguieron FAGOR, BRU, y BALAY, todas ellas inspiradas en las alemanas, o sea de carga frontal. Solo una pionera, OTSEIN, siguió el modelo francés, de carga superior. Nadie más en España construyó este tipo de lavadoras. Las marcas españolas (FAGOR, BRU, BALAY, etc) tenían también estos modelos de carga superior, pero construidas por la primera fábrica francesa, THOMSON-BRANDT, 

Las lavadoras de carga superior, salvo en Francia, donde tenían la mayoría del mercado, no prosperaron tanto como las de carga frontal, que se hicieron con el mercado en toda Europa y en casi todo el mundo. Su innegable ventaja de dimensiones ajustadas para una carga de ropa estandarizada de 5 Kg., y su práctico y cada vez más grande (más cómodo) ojo de buey, permitían un encastre total del aparato en las cocinas, a diferencia de las de carga superior, que no podían empotrarse.

Esas son las verdaderas diferencias entre la carga frontal y la superior: la comodidad de la carga en la superior y la "encastrabilidad" y aprovechamiento de espacio en la frontal.

Una ventaja que podríamos añadir es que la mayor dimensión de la carga frontal  ha permitido, con los años y la introducción de los motores de corriente continua, que el arranque del centrifugado comenzara con suavidad, para distribuir la ropa sin importantes oscilaciones del conjunto cuba-tambor y elevándose las revoluciones del tambor progresivamente. Eso permitió la construcción de lavadoras con bombo y caldero de más capacidad que los 5 Kg. iniciales, ya que las menores oscilaciones en el centrifugado se aprovecharon para una  mayor disponibilidad de espacio entre caldero y mueble, consiguiendo mayor capacidad de carga.

Podríamos añadir que al ser mayoritaria la carga frontal, las investigaciones y mejoras técnicas han afectado, en el transcurso de los años, de manera más importante en este tipo de maquinas. La inmensa mayoría de los fabricantes se dedican a la carga frontal, quedando muy en minoría la fabricación de carga superior, que puede estar por debajo del 20 % en Europa. Si vemos modelos de carga superior en varias marcas, normalmente han sido fabricadas por muy pocas factorías, que las suministran a los fabricantes de carga frontal como un complemento de gama.

Dicho esto, no hay ninguna diferencia entre ambos tipos en cuanto a la consecución de lavados eficientes y consumos energéticos incluidos, como en las de varga frontal. Existen igualmente eficiencias energéticas de hasta A+++.

En cuanto a la velocidad de centrifugado, en los aparatos de carga superior, con motores de corriente contínua se pueden alcanzar igualmente velocidades de 1.200 y 1.400 rpm., si bien, en mi opinión, no vale la pena pasar de 1.000 rpm en ningún caso, pues la extracción mayor de humedad incrementando ese número de rpm, en cualquier tipoi y marca de lavadora, es insignificante, por lo que no es aconsejable someter a los tejidos a esas elevadísimas tensiones de las fibras durante el centrifugado. 

En cuanto a la calidad de los componentes, no puede haber ninguna limitación en ambos tipos. Quiero decir que si un motor es de calidad, lo mismo lo será en un tipo de lavadora que en otro. Y así todos los componentes, que tendrán la calidad que elija para sus aparatos cada fabricante, sin distinción de sistemas.

Por último, para LUIS, el lector que ha originado este artículo, le diré que siempre es mejor elegir unas lavadoras de carga frontal con posibilidad de 7 y 8 Kg. De ropa, especialmente las modernas, que calculan el peso de la ropa para determinar la necesidad de agua en cada caso. Debido al mayor volumen disponible en el interior de las de carga frontal, es más fácil adecuarlas para capacidades de más de 5 kg. De ropa.

Una consideración a tener en cuenta es que las lavadoras de carga superior no admiten lo que se llama “columna de lavado”, que consiste en poner la lavadora y encima de ella situar la secadora, por lo que se produce un importante aprovechamiento del espacio. Lógicamente en las de carga superior es imposible hacerlo por la servidumbre de la apertura de la puerta.

Para los que piensan que al final no digo si es mejor un tipo que otro, os indicaré que en mi vida profesional mis empresas han atendido la asistencia técnica de ambos tipos de aparatos en todo el país. En mi casa, pudiendo elegir, siempre ha habido lavadoras de carga frontal, y no siempre bajo mármol, sino en lavadero exterior, que permitía colocar la carga superior.

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