Un lector, RUBÉN CABECERA, me pidió un artículo sobre la BIOCLIMATIZACIÓN en un comentario dejado en mi artículo, donde podéis leerlo completo. Esta forma de refrigerar el ambiente con poco coste, de forma natural y sin emisiones perjudiciales al medio ambiente, es una gran desconocida para la mayoría de la gente, y sin embargo en ocasiones es una opción muy válida empleada en países como Australia y el sur de Estados Unidos. Esta es la segunda parte sobre el tema, donde hablaré de los aparatos, ya que en la primera parte me dediqué a explicar los principios físicos sobre la bioclimatización y sus aplicaciones en el exterior, en parques y jardines.
Comenzaré diciendo que hay aparatos climatizadores pequeños, portátiles y fijos, para enfriar un espacio concreto y otros aparatos e instalaciones que pueden climatizar grandes ambientes como una vivienda unifamiliar, almacenas, oficinas, talleres, comercios, fabricas, etc.
En primer lugar describiré los componentes y funcionamiento de los pequeños climatizadores domésticos. Sin embargo definiré antes algunos conceptos. Se considera que existe “confort térmico”, cuando la temperatura está entre 19 y 27 ºC; la humedad relativa del aire, debe estar entre el 20 y el 70 %, pero cuanto más centrado entre estos límites, mejor; cuando hay circulación del aire, que es imprescindible en el caso de los bioclimatizadores para ser efectivos; tipo de actividad, pues no es lo mismo estar `parado que desarrollando un trabajo de esfuerzo físico y finalmente la vestimenta que llevemos, pues debe ser adecuada a la estación y a la temperatura habitual.
A diferencia con el aire acondicionado, que rebaja la temperatura del aire de la habitación, por lo que hay que cerrar puertas y ventanas, en el bioclimatizador no es necesario cerrarlas, sino que por el contrario, hay que abrirlas para que pueda circular el aire y renovarse rápidamente. Por esta razón también, los bioclimatizadores pueden usarse perfectamente en el exterior, en el jardín o cualquier espacio al aire libre, eso sí, poniendose cerca de él para recibir el aire frío que impulsa.
El bioclimatizador es un aparato que reproduce la refrigeración por evaporación, y consiste en hacer pasar el aire caliente del exterior, empujado por el ventilador, a través de un filtro con cortina de agua, por lo que las micro partículas de agua refrescan el aire, además de filtrarlo de partículas de polvo, polen, etc. Con estos aparatos puede enfriarse la temperatura ambiente hasta 12 ºC.
Estos aparatos disponen de un depósito de agua, una bomba que eleva el agua hasta soltarla sobre una rejilla de filtros, por donde desciende, y de un ventilador en la parte trasera que impulsa el aire forzándolo a pasar por los filtros mojados. De esta manera el aire se enfría al pasar por los filtros y pasa a la zona delantera, enfriando el ambiente. De esta manera, el aire exterior entra en la habitación, pasa por el aparato y desaloja el aire caliente que había delante, sustituyéndolo por el que ha atravesado el aparato, más fresco. Se produce pues una renovación completa del aire, entrando hacia el aparato y con salida abierta por ventanas o puertas. Por esa misma razón, el aparato puede ponerse en el exterior, en una terraza o jardín, pues el efecto es el mismo.
El bioclimatizador para una estancia es un aparato muy simple, como he dicho, y por tanto difícil de averiarse. En cuanto al consumo de energía eléctrica es muy bajo, pues la bomba de agua es irrelevante, y el ventilador puede rondar los 50 vatios de potencia. El ahorro respecto los aparatos de aire acondicionado es evidente.
Este sistema no solo se emplea para enfriar una habitación: su sencillez y su elemental instalación lo hace idóneo para viviendas unifamiliares, chalets, oficinas. comercios, fábricas, etc.
En estos casos, de enfriar viviendas completas o grandes espacios, el aparato se coloca en el tejado o en una zona común (escalera, distribuidor, psillo…) y desde allí se llevan conductos a las diferentes habitaciones. Para funcionar, se aprovecha la sobrepresión que produce el ventilador del aparato, debiéndose abrirse una puerta o ventana de la habitación que deseemos enfriar. Esa sobrepresión que produce el aparato hará que el aire fresco se desplace hasta la ventana o ventanas abiertas refrescando las zonas por donde pase.
Cuando se para el equipo, las compuertas del conducto se cierran automáticamente para evitar fugas de aire, quedando estanco y fuera de servicio el aparato.
Vemos pues que el sistema de bioclimatización es interesante por su bajo coste del aparato y de la instalación, alto rendimiento y gasto reducido de electricidad. Hay, eso sí, un gasto del agua suministrada al sistema, sea un aparato pequeño, o un a instalación total de la vivienda. Es por consiguiente, un sistema a considerar al plantearse la refrigeración de la vivienda. Por el contrario tiene la necesidad de permanecer puertas o ventanas abiertas, y precisar un sistema de calefacción independiente para el invierno.
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