jueves, 27 de diciembre de 2012

¿Cuánto dinero ahorro con la calefacción por bomba de calor respecto a los emisores térmicos?



Un lector del blog, JAVIER G., me ha dejado dos comentarios en mi artículo , donde  explicaba los cálculos comparativos . En estos comentarios me pide que al igual que calculé el del artículo anterior citado, calcule ahora la diferencia de costes en euros en calentar una habitación con una bomba de calor y por radiadores eléctricos tipo emisores térmicos y otros. Me dice que ha comprado una bomba de calor: El aire acondicionado modelo PANASONIC, KIT-RE12-JKE-1, 3,5 kW Split Pared, Inverter. Y que hasta ahora venía calentando esa misma habitación (comedor) así: “…El comedor es el mas frío, y más grande. Con 2000 W en un lado y 1500 W en el otro. ¿Me ahorro encender estos 3500 W gracias a la bomba de calor?” 


Me facilita unos datos de la bomba de calor y otros los he buscado yo mismo en la Web de PANASONIC: 

Vamos a calcular esos costes de consumo eléctrico del A,A. y los emisores térmicos. La bomba de calor (A.A.) tiene los siguientes datos: 

Capacidad para calentar: Nominal (Min - Max) (Kw) 4,25 (0,90-5,10)
-COP Nominal, (Min - Max) 3,79 (6,00-3,49)
-Corriente Nonimal en calor (Min - Max) (A) 5,2 amperios
Capacidad para calentar: 
Nominal (Mín-Máx) 4,25 (0,90-5,10) KW 
Nominal (Mín-Máx) 3.660 (770-4.390) Kcal/h 

Vamos a tomar dos datos, que nos facilita el fabricante, que nos servirán para calcular la cantidad de calor que nos producirá el consumo eléctrico. Vemos en “capacidad para calentar que el promedio de las Kilocalorías producidas es de 3.660 a la hora. De otra parte vemos también que el consumo de corriente Nominal es de 5,2 amperios. 

Por lo tanto, la potencia nominal será de 5,2 amperios x 230 voltios = 1.196 vatios. Y esa potencia hemos dicho que nos dará, en 1 hora de funcionamiento, 1,196 KWh y que también en 1 hora se producen de media 3.660 Kcalorías. Así pues ya tenemos el dato importante: en 1 hora se consume 1,19 KWh y se producen 3.660 Kcalorías/h. Esto nos daría un COP de 3.660 / 860 / 1,19 = 3,55. Lo que significa que por cada KWh consumido en electricidad se producirá un calor equivalente a 3,55 veces el producido por 1 KWh consumido, por ejemplo, por un emisor térmico o cualquier tipo de estufa eléctrica de resistencia. 

Dejemos este cálculo aquí y vamos a ver lo que producirían los dos calefactores eléctricos. Hemos dicho que eran uno de 2.000 vatios y otro de 1.500 vatios, o sea, 1 KW + 1,5 KW = 3,5 kw en total. En 1 hora de funcionamiento, estos dos radiadores consumirán 3,5 KWh. Como cada KWh produce 860 Kcalorías, nos producirán 3.010 Kcalorías. 

El coste de los 3,5 KWh será de 0,19 € por KWh x 3,5 KWh = 0,665 € por cada hora de funcionamiento de los dos emisores térmicos, aportándonos a la habitación un total de 3.010 Kcalorías. 

Recordemos que el A.A. producía, en i hora, 3.660 Kcal. consumiendo 1.196 vatios. Vamos a relacionar consumos y calor producido para poder comparar costes. Según el COP de 3,55 calculado, cada KWh consumido por el A.A. Produce un calor equivalente a 3,55 KWh de un calefactor eléctrico. Para que el A.A. genere 3.010 Kcal., se necesitará que esté funcionando 3.010 / 3.660) = 0, 82 horas. Este tiempo en horas tendrá que estar funcionando el A.A. de 1,196 Kw de potencia. Por lo tanto la energía eléctrica consumida será 0,82 horas x 1,196 KW de potencias = 0,98 KWh. Multiplicando esta potencia por el coste de 0,19 € el KWh nos dará un coste de 0,186 € por cada hora de funcionamiento.

Comparando el coste para dar la misma cantidad de calor tendremos: con emisores térmicos 0,665 € y con el A.A. 0,186 €. Vemos que el coste del A.A., para producir el mismo calor es 3,5 veces menos. Naturalmente, pues ese es el COP del aparato, que como sabemos índica la cantidad de calor que produce el A.A. respecto al mismo consumo eléctrico en otros tipos de calefacción eléctrica. 

Como decía JAVIER que lo pusiera en euros, para ser más llamativo, vamos a un caso práctico. Supongamos que la calefacción tiene que estar funcionando durante 6 horas al día. En el caso de emisores térmicos nos costará diariamente, 0,665 € por hora x 6 horas = 4 €. Y al mes serían 4 € x 30 días = 120 €. Veamos el coste del mismo calor en el A.A. 0,186 € x 6 horas = 1,116 € cada día y al mes 33,48 €. Como podéis ver, dividiendo los 120 € del coste de los emisores por los 33,48 € del coste del A.A, nos da igualmente 3,5, que es el COP. 

He hecho todos estos cálculos para que os hagáis una idea de cómo se calcula. Pero ahora os diré que es muchísimo más facial y se necesita muy poco para calcularlo. Conociendo el COP del aparato, tomamos la potencia de los emisores térmicos y la dividimos por el COP, y nos dará el ahorro en KWh y en la misma proporcionan el coste eléctrico consumido. O sea, en este caso 3,5 veces menos de consumo o lo  que es lo mismo, 3,5 veces más de ahorro. 

Debo hacer dos  observaciones: El primero es que el COP, como habéis visto, tiene una horquilla de cantidades, dependiendo de las temperaturas interior y exterior. Cuanto más frio esté el exterior, menos rendimiento de la bomba de calor. La segunda observación es que este aparato PANASONIC que has comprado puede funcionar hasta a -15 ºC de temperatura exterior. Eso sí, cuanto más baja sea la temperatura exterior, menos rendimiento del aparato (menor COP). 

Espero, amigo JAVIER, que te basten estos cálculos y conclusiones para demostrarles a tus allegados y amigos que tienes razón al usar la bomba de calor respecto a los emisores térmicos. Yo diría que tienes 3,5 veces la razón (o sea, el COP). 

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martes, 25 de diciembre de 2012

Feliz NAVIDAD y…algunas cosa más


Hoy es día de NAVIDAD. Os deseo a todos, amigos lectores, que paséis el mejor día en unión de vuestros seres queridos. Hago extensivo también mi deseo de que el próximo año nuevo sea mejor que el actual y que se rompa de una vez la tendencia negativa de esa crisis que venimos padeciendo y que los esfuerzos y sacrificios de los españoles (y también de muchos otros países) terminen ya y se cree un nuevo horizonte de trabajo y crecimiento. Mis mejores deseos para todos. Pero no voy a acabar aquí este artículo, pues ya sabéis los que me vais leyendo que siempre me extiendo en comentarios y hoy no iba a ser menos. 


Quiero aprovechar para daros las gracias a todos por el interés que estáis demostrando por mi trabajo en este blog. Estoy realmente impresionado por el enorme incremento de lectores que viene recibiendo el blog. Ni en mis mejores sueños lo hubiera imaginado. 

También quiero agradeceros los comentarios que me dejáis en los artículos, donde la inmensa mayoría contienen palabras de ánimo y de interés por el trabajo realizado. 

Decía que la inmensa mayoría de comentarios son altamente positivos, pero debo decir también que unos pocos son críticos. Acepto y aceptaré siempre la crítica si es constructiva y viene documentada. Pero rechazo de plano las opiniones de algunos que se creen saberlo todo y que sin argumentar nada pontifican diciendo que no llevo razón. Especialmente en el tema de rendimientos y consumos de aparatos de calefacción. Llegando algunos hasta el insulto (muy pocos, eso sí) y algunos más a imputarme intereses económicos y de querer favorecer a fabricantes de electrodomésticos y perjudicar a fabricantes y vendedores de calefacción eléctrica, 

Nada más lejos de la realidad. Mi único objetivo es explicar las verdadas del barquero, tanto en los casos de falsos argumentos de fabricantes como de vendedores de electrodomésticos, calefacción, detergentes, empresas eléctricas y energéticas, etc. etc. Puedo hacerlo así porque quiero. Porque quiero que mis lectores tengan la oportunidad de entender bien las mentiras para que no se dejen engañar cuando compren un aparato. Ni tampoco por los supuestos gurús que van pregonando por ahí imaginarios contubernios sobre la obsolescencia programada y que habitualmente son utilizados por tales gurús en su propio beneficio vendiendo supuestos aparatos milagreros que duran toda la viuda, Y en otras ocasiones por iluminados que porque así lo intuyen, piensan y creen que llevan razón, cuando sus conocimientos a veces  se circunscriben a lo que esta su alrededor, nunca un poco más allá. 

Respecto a intereses económicos que también algunos me imputan he  de decir que en parte tienen razón esos críticos. Si, es verdad. El blog me da ingresos económicos. En 2 años y 5 meses de trabajo he ganado ¡cerca de 400 euros!. Os cuento como. 

Resulta que cuando me propuse hacer mi blog, al dar por finalizada mi vida profesional después de 51 años de trabajo (empecé a trabajar a los 14 años), pensé que tendría tiempo para comentar experiencias y explicar cosas que pudieran ser interesantes y ser de utilidad a la gente, en especial en temas de mis especialidades. Por eso creí oportuno crear mi propio blog. Pero sin tener grandes conocimientos informáticos ni colaborar en blogs que pudieran dirigir o condicionarme lo que yo quisiera escribir, empecé a buscar por internet partiendo de cero. GOOGLE ofrecía la posibilidad de crear tu propio blog a coste cero, y allí me metí. Y no me arrepiento. Creé mi blog y soy absolutamente independiente. Y si GOOGLE me podía dar unos ingresos, me servirían para invertirlos en un nuevo ordenador, que este ya tiene 7 años y está un poco achacoso y lento. Porque otra cosa que podría hacer con esos ingresos de GOOGLE, era tomarme un café (1 euro) gratis cada día, pero vi que no era posible. Que la vaca no daba para tanto. En efecto, en los 2 años y 4 meses que llevo escribiendo y atendiendo el blog, con una dedicación media de cinco horas diarias, han pasado 876 días, que me han dado esos 400 euros. O sea 0,45 euros cada día. Por lo tanto, cada dos días y algunas horas más me podría haber tomado un café por cuenta de GOOGLE…Pero doy por bien empleado poner mi blog a disposición del GOOGLE para mis anuncios porque me siento en deuda con ellos, al haberme ofrecido GRATIS un blog, con todos los mecanismos complicados que conlleva y por los que no he tenido que gastar un solo euro, ni consultar con nadie más, pues allí dentro he ido encontrando todas las respuestas a mis dudas. Amén del correo electrónico, y otros servicios, también gratuitos. 

Para quienes estén interesados en este tema de crear un blog, me ofrezco a explicarles todos los pasos a dar (sin ningún coste, por supuesto) y así podrían entrar en este mundillo tan interesante. Les aconsejaría también que si hacen su propio blog dejen que GOOGLE ponga anuncios en él. Son ellos (mejor dicho, sus máquinas y robots) quienes deciden en cada momento los anuncios que ponen, con las limitaciones que cada uno ponga. Yo solo puse como limitación que todos los anuncios fueran aptos para todo el mundo. De esa manera, cuando un visitante entra el blog, si le interesa tu artículo y ve un anuncio relacionado, si picha en el anuncio porque le interesa, el “bloguero” recibirá en su cuenta, unos céntimos de euro (0,16 €, 0,22 €...). Al final de mes se acumula todo y te dicen cuánto dinero te van a ingresar. Pero se tiene que ir acumulando hasta que la cuenta llega a 70 euros, en cuyo caso te hacen un ingreso en tu cuenta de la cantidad. Queda carro que de los lectores del blog solo una mínima parte se interesa por el anuncio y lo pincha... por eso es tan bajo el nivel de ingresos. Pero como decía aquél, "menos da una piedra". 

Queda claro pues que SI me apagan. Pero nadie interesado en que diga esto o lo otro. Me paga GOOGLE por los anuncios. Y si quieres hacerlo tú, ya sabes, te puedo ayudar. Y a esos críticos que tan sabios son les sugiero que lo hagan creando su propio blog. Pero claro, eso lleva demasiado trabajo…Es más fácil meterse en un blog e intentar desprestigiarlo, aunque no lo consigan, claro. 

Ahora que ya sabéis de dónde procede la fortuna que voy acumulando con este blog, quiero deciros, pacientes lectores, que estaréis notando que llevo varios días de retraso en contestar vuestros comentarios. Es que recibo muchísimos. En este último mes (25 de Noviembre a 25 de Diciembre) he recibido 270 comentarios y he contestado 189. Mis cinco horas diarias de trabajo en el blog no dan para más, y no solo eso, sino que me impiden hacer nuevos  artículos con la frecuencia que yo querría, por lo que también tengo en  lista de espera un montón de artículos nuevos. Por lo que os pido, por favor, que antes de preguntar veáis si ya están dadas las respuestas a vuestras preguntas en mis artículos o en otros comentarios. La inmensa mayoría de respuestas son repetitivas, e innecesarias si se hubiera leído -y entendido- lo que se lee. No obstante, con el consabido retraso, de momento iré contestando comentarios en ese tiempo limitado de mi trabajo. Puede ocurrir a veces que se precise una respuesta rápida a la consulta, pero considero que lo más equitativo es seguir el listado de llegadas desde el más antiguo al más nuevo. 

Por hoy no os doy más la lata. El próximo artículo será contestar unas interesantes  preguntas de un lector, como hago frecuentemente, cuando interesa dar una respuesta a través de un nuevo artículo, pues esa pregunta es interesante para otros muchos lectores. Hasta pronto pues, que me estañan llamando a la mesa de NAVIDAD. Son las tres de la tarde. Luego, por la noche, editaré este artículo, pues todavía, hasta que lo podáis ver vosotros, me queda como una hora de trabajo (revisar, comprobar errores de escritura, preparar la edición, poner los enlaces, buscar una foto, ingresarlo todo en EDICIÓN del blog, y cumplimentar unos cuantos detalles. 

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viernes, 21 de diciembre de 2012

¿Qué me cuesta más para calentar la casa, un aire acondicionado con bomba de calor o un radiador de aceite?


Las interesantes preguntas de MANUEL: Tengo un radiador de aceite de 1.500 vatios para calentar una habitación, y también tengo un aire acondicionado inverter con bomba de calor, que me calienta la habitación y casi toda la casa. ¿Qué aparato me consume y cuesta más? ¿Y teniendo en cuenta que el aire acondicionado NO es del sistema inverter? ¿Por qué cuando paro el aire acondicionado al poco rato está frío el ambiente y en cambio con el radiador de aceite se mantiene un rato el calor? 


Las preguntas y sus observaciones me han parecido tan interesantes y docentes para otros lectores que en lugar de contestarle directamente a su comentario, he decidido hacerlo en este nuevo artículo. Podéis leer el comentario completo del amigo MANUEL,  pulsando  aquí. 

Dice MANUEL que viene utilizando el radiador de aceite de 1.500 vatios, para calentar una habitación. Pero cuando sale de esa habitación, el resto de la casa está helada. 

Se decidió a probar uno de los dos aires acondicionado con bomba de calor que tiene en su casa. En su plaquita de características dice "Potencia absorbida en calor 1,27 KW". Habíamos dicho que el radiador era de 1.500 vatios, o sea, 1,5 KW. Pero a continuación dice que el aire acondicionado NO tiene el sistema inverter. Sabemos que ´con ese sistema, el aparato consume un 30 % menos de energía eléctrica. Pero lo que tenemos ahora es lo que hay. Y el aparato que hay (sin inverter) consume 1,27 KW, de donde partiremos. Si hubiera sido inverter, en lugar de los 1,27 KW tendrías una potencia de 0,82 KW para dar el mismo calor, pero volvamos al real. 

Calentar la habitación con el radiador, pongamos por cada hora, consumiría 1,5 KW x 1 hora = 1,5 KWh de consumo. Si el KWh cuesta 0,19 euros actualmente (en mi casa), el coste de una hora de funcionamiento del radiador será de 1,5 KWh x 0,19 € el KWh = 0,285 € cada hora. 

Calentar la habitación (y parte del resto de la casa, como dice MANUEL) con el aparato de aire acondicionado costaría: consumo en una hora, 1,27 KW de potencia x 1 hora = 1,27 KWh, que a un coste por KWh de 0,19 € sería 1,27 x 0,19 = 0,241 € de coste por hora

Veamos ahora cual es el consumo eléctrico y cuánto calor emite el radiador y cuánto el aire acondicionado. Sabemos que cada KWh de consumo eléctrico de una resistencia (el radiador) produce 860 Kilocalorías, por lo que en una hora el radiador producirá 1,5 KWh x 860 Kcal = 1.290 Kcal.

Veamos en el aire acondicionado, que NO es de resistencia, cómo se produce el calor: Se bombea (transporta) el calor del exterior al interior de la casa. Solo consume 1,27 KW para “bombear el aire. El calor lo toma gratis. Cada aire acondicionado tiene un valor llamado COP, que es el número de veces que produce calor por cada KWh consumido. Supongamos que el COP de este aparato sea de 3. Eso querría decir que en una hora consumiría 1,27 KWh, pero PRODUCIRÍA un calor de 1,27 KWh x 3 de COP = 3,81 KWh equivalentes en calor, o sea, 3,81 KWh x 860 Kcal por KWh = 3.276 Kcalorías. 

La diferencia entre el calor producido por el aire acondicionado y el radiador de aceite es de 3.276 – 1.290 = 1.986 Kcal. más el A. A, pero con un 23 % de menos consumo. Si contamos por KWh de calor producido a igualdad de consumo eléctrico, el A.A sería 3 veces más barato que el radiador. 

Si ponemos 10 horas al día tendremos: En el radiador: 10 X1, 5 KWh x 0,19 € = 2,85 € de coste las 10 horas. En el A.A, sería 10 h x 1,5 x 0,19 = 2,41 €. O lo que es lo mismo: un 15 % de ahorro y el triple de calor aportado al ambiente. 

Queda, por último, un interesante comentario de MANUEL: “…el piso que es pequeño 70 m2 se "calentó" bastante bien pero claro al rato de parar la máquina volvió el frío...” 

Este punto es muy interesante, y lo explica la “inercia térmica”. Lo que sucede es que MANUEL solo ha considerado este punto a medias en ambos sistemas. Fijáos que no dice que el A.A. en el mismo instante de conectarlo YA EMPEZÓ A SENTIRSE EL CALOR”. Pero en cambio se olvida de tener en cuenta que el radiador, al principio, NO CALENTABA TANTO como después de un rato funcionando. Y es que el radiador, debido a la inercia térmica del aceite, al conectarlo, no emite al ambiente el calor producido por la resistencia en su totalidad ya que PRIMERO EMPLEA PARTE DEL CALOR EN CALENTAR EL ACEITE. Cuando ya está caliente, entonces sí se emite todo el calor producido al ambiente. Por eso, al desconectarse el radiador, el calor que había “robado” el aceite, se va soltando al ambiente hasta igualar la temperatura del aceite con la del aire. 

En cambio, como se ha olvidado de decir MANUEL, el A.A. justo al comenzar ya lanza toda la cantidad de calor al ambiente. No tiene inercia térmica, Por la misma razón, como no ha “robado” calor al principio, no lo suelta después de apagado, pues no lo cogió al principio, lo soltó todo al ambiente. 

Está claro que en dos aparatos de calefacción eléctrica de resistencia de la misma potencia generarán la misma cantidad de calor por KWh consumido. Pero  si uno de ellos NO tiene inercia térmica (sin aceite, seco) y otro con aceite o inercia térmica, el seco, empieza a dar todo el calor al ambiente desde el principio, no ALMACENA (RETIENE) nada de calor. Por eso al desconectarlo cesa de inmediato la producción de calor (como sucedía con el A.A). En cambio en el radiador de aceite ya he dicho que retiene calor al principio en la misma cantidad que lo va soltandocuando de desconecta de la corriente. 

Esto creo que se entiende sin necesidad de entrar a fondo en la parte de la física llamada termodinámica, y es lo que algunos espabilados (fabricantes y vendedores) enmascaran con grandilocuentes palabras para hacernos ver que sus aparatos, gracias a la inercia térmica, con 30 minutos de estar consumiendo, luego siguen dando calor durante 60 minutos sin consumir y no dicen que reduciéndose la cantidad emitida progresivamente desde el primer segundo, hasta agotar el calor que primero "robaron". A esto le llaman, descaradamente, que “ahorran energía” o que rinden más, o que son más eficientes energéticamente.  Todo falso, como os he explicado.

Espero que si habéis comprendido bien estas explicaciones no os dejéis convencer por las malas artes de quienes intentan explotar el desconocimiento normal de los consumidores en su propio y abusivo mayor beneficio utilizando publicidad engañosa. 

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jueves, 20 de diciembre de 2012

¿Reduce la inercia térmica el consumo de la calefacción eléctrica?


Tenía comprometido un nuevo artículo con ANABEL, una amable lectora, que me había dejado un comentario en mi artículo donde me preguntaba por la inercia térmica, que según un comercial le dijo que los emisores térmicos de HAVERRLAND con 30 minutos de estar consumiendo luego desprenden calor hasta 60 minutos después de haberse desconectado. Esto me recuerda otra publicidad engañosa de LEROY MERLIN, en un folleto que me encontré en el buzón de casa el día 23 de Noviembre, donde se decía que el “emisor termoeléctrico JUNKERS, contiene un líquido interior que acumula el calor en 30 minutos de consumo proporcionan después 70 minutos de calor". Como eso encierra lo que se llama publicidad engañosa, voy a explicarlo detalladamente, pues es una de las dudas más frecuentes de los lectores: el SUPUESTO ahorro energético de los emisores térmicos, que aumentan  su eficiencia, energética gracias a la inercia térmica del "fluido interior caloportador" (vulgo: aceite mineral corriente).


Empezaré por definir lo que es la inercia térmica. Se llama así a la cantidad de calor que pueden conservar los cuerpos y la velocidad con la que absorben y ceden el calor del entorno. Esta propiedad depende del calor específico del cuerpo, que es la cantidad de calor que debe aportarse al cuerpo para elevar un grado centigrado su temperatura. Y depende también del coeficiente de conductividad térmica de ese cuerpo, que es la capacidad de conducir el calor

No os asustéis, amigos lectores. Si he puesto estas definiciones es para que los puristas no me tilden de simple ya que si bien las bases de lo que voy a explicar están en esas definiciones, no es necesario retener las definiciones, pues lo vais a entender de forma sencilla. 

Llegados a este punto me gustaría, amigo lector, que reflexionaras sobre lo que dicen de estos aparatos, de HAVERLAND y de JUNKERS, los que los venden: que con media hora de estar consumiendo siguen calentando durante 60 ó 70 minutos en cada caso. Como dice ANABEL: “Un comercial me comentó que el HAVERRLAND su inercia térmica (núcleo cerámico) es lo más económico porque por 30 minutos de consumo tiene 60 min de confort donde todavía se desprende el calor. ¿Esto es cierto? ¿Entonces compensaría económicamente hacer un gasto elevado al principio para luego ahorrarlo en confort?” 

¿Qué pensáis, amigos lectores? Os dejo un momento pensando porque ha sonado el timbre de casa y estoy solo. Vuelvo enseguida. 

Era mi amigo NICO, un vecinito de 10 años, que me lo ha traído su madre porque va a hacer unas gestiones y para que no se aburra, lo ha dejado conmigo. 

Le pregunto si quiere desayunar y me dice que sí. Vamos a la cocina. Le propongo freír un par de huevos para cada uno. Le encantan. Cojo dos sartenes, una de aluminio y otra de hierro, más maciza. Echo aceite en las dos y las pongo al fuego cada una en un fuego de la misma potencia. Miro la hora: las 8 de la mañana. Preparo los huevos, los rompo y echo dos en cada sartén. A los 3 minutos, ya están listos los huevos. Los echo en sendos platos, dejamos las dos sartenes sobre el mármol de la cocina y nos vamos a la mesa. Nos ponemos los dos a desayunar los huevos, con pan, con leche NICO y con agua yo. 

Hablando, se nos ha hecho tarde. Son las 8 y 30 minutos. Llevamos los platos y los vasos a la cocina y los metemos en el lavavajillas. Vamos a coger las sartenes para meterlas también. Están sobre la encimera de mármol pero ¡Cuidado! le digo a NICO, que queman. Más la de hierro que la de aluminio. Entonces le digo a NICO: fíjate, las sartenes han creado calor sin estar sobre el fuego. Hace media hora que las sacamos del fuego y están calientes. 

Me mira NICO extrañado y me dice: No me tomes el pelo, Antonio, aunque tenga 10 años, no soy tonto. Las sartenes están calientes porque las calentaste antes con el fuego, no porque ellas hayan creado calor. Aplastante respuesta de NICO. 

Me pregunta el niño por lo que estaba haciendo cuando llegó a mi casa. Le explico que estaba preparando un artículo sobre la inercia térmica en las estufas eléctricas. ¿Qué es eso de la inercia térmica?, me pregunta. Le comento entonces: ¿Te acuerda el domingo pasado cuando viniste a mi casa y yo estaba preparando el Belén en mi cuarto de herramientas del jardín y tú tenías frio? Me contesta que sí, que le encendí una estufa eléctrica que tengo allí. ¿Te acuerdas cuando al cabo de un rato tenías ya calor y me dijiste que la apagara? Después, al cabo de un buen rato, La tocaste y me dijiste que cómo era que estaba todavía caliente. Te contesté que dentro lleva aceite mineral que absorbe calor por su inercia térmica al principio de funcionar y que cuando se desconecta de la corriente, ese aceite va soltando el calor al aire hasta que todo (aparato y aire) se ponen a la misma temperatura. 

Le pregunto a NICO: Entonces… ¿La estufa apagada crea calor? La respuesta de NICO: no, hombre, no, ¿Cómo iba a crear calor si estaba desconectada? Lo que sucedió es lo mismo que con las sartenes: que se calentaron primero y al quitarlas del fuego la propia sartén y el aceite estaban calientes. Por eso cuando fuimos a cogerlas al cabo de media hora para meterlas en el lavavajillas, todavía quemaban
,
Creo que no debo extenderme mucho más en explicar este tema, pues espero haya quedado ya claro. 

Añadir que la sartén de aluminio (como algunos radiadores eléctricos), toman más rápido el calor y lo ceden también muy rápido al desconectarlos, y la otra sartén, con más masa y de hierro, le cuesta más tiempo coger el calor y también tardará más tiempo en cederlo, por su mayor inercia térmica respecto al aluminio

La conclusión es la misma a la que llegó NICO: la sartén (la estufa eléctrica) se calienta por la aportación de calor de la resistencia. Toma parte de calor generado, se lo guarda, y cuando ya no se generara más por estar desconectada, sigue cediendo el que tomó hasta que estufa y aire ambiente queden a la misma temperatura. 

La publicidad engañosa es hacer creer que con media hora funcionando luego “genera calor durante 60 minutos después de desconectada. Naturalmente que cede ese calor, pues lo tomó prestado antes. Pero no lo CREA, ni puede decirse  por eso que tenga mayor eficiencia ni más rendimiento y mucho menos que “ahorra consumo”. Eso es publicidad engañosa, el inducir al consumidor a pensar lo que no es. 

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martes, 18 de diciembre de 2012

La “Obsolescencia Programada” en los electrodomésticos NO EXISTE. Es una leyenda urbana (II)


Esta es la segunda parte (y última) del artículo anterior dedicado a la supuesta Obsolescencia Programada de los electrodomésticos. En dicho artículo argumentaba repetidamente sobre aspectos que demuestran la negación de esa teoría, o más bien "leyenda urbana"... Pero quedaban algunos puntos que voy a tratar en esta segunda y última parte. 



Empezaré diciendo que lo que voy a explicar a continuación no me lo ha contado nadie, ni lo he leído por ahí, ni me lo ha dicho un amigo ni es la experiencia de mi abuela que decía…Ni tampoco tengo en cuenta las tonterías de algunos iluminados que van programando que esa Obsolescencia existe ”porque yo estoy seguro” dicen. Lo que voy a explicar se deriva y es consecuencia de 44 años trabajando en empresas de electrodomésticos, bien como empleado, bien como propietario, lo que me ha llevad a visitar docenas de fábricas de electrodomésticos en Europa  y Asia. Puedo citar por países: España, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Eslovenia, Reino Unido, China…Por eso digo que son vivencias y experiencias personales, no lo que me han dicho por ahí. Lo haré por capítulos. 

Dicen algunos "Los electrodomésticos se hacen con menos calidad que antaño, y las piezas se ponen para que duren poco. De esta manera se rompen y deben ser sustituidas por otros nuevos, pues si no fuera así, los fabricantes no seguirían fabricando pues se agotaría el mercado." 

Sobre este tema ya explique en el anterior artículo que no es cierto, que la calidad de los materiales y del diseño y prestaciones de los aparatos no solo no se ha rebajado, sino que en la actualidad y cada vez más se fabrica mejor y con mayor calidad. Por eso me centraré ahora en esa tontería de que los fabricantes lo que quieren es que duren poco para seguir fabricando y que no se les agote el mercado. 

Este punto no tiene ningún soporte que lo sostenga. La calidad de los electrodomésticos y su mejora constante es el mayor celo de los fabricantes. Serían perfectos idiotas si creyeran que fabricando aparatos que se rompan o “mueran” en pocos años, van a conseguir que el usuario vuelva a comprar la misma marca. A menos que se considere que el usuario es tonto de capirote. Cuando uno compra algo que le dura muy poco, si tiene que comprar eso otra vez, lo que nunca hará es comprar otra vez esa marca. Pero no es solo eso: Cuando a alguien se le rompe prematuramente un electrodoméstico, un coche, un televisor, etc, lo dice entre su familia y amigos, con aquello de “no compres esta marca porque a mí me pasó…” En Marketing se dice que un cliente insatisfecho se lo dice a 10 personas. Y éstas a su vez se lo dirán a alguien más…Los fabricantes, amigos lectores, no son estúpidos. Pueden ser más o menos inteligentes y acertar o no, pero os aseguro que tontos no son. No se iban a tirar piedras sobre su propio tejado. 

Entonces, dicen los profetas de la obsolescencia programada, si no se rompen pronto, los fabricantes no tendrán mercado para fabricar y colocar sus productos. Pues eso también es un grave error de suposición. Si miramos hacia atrás (yo puedo hacerlo hasta muchos años atrás) cuando el bum de los electrodomésticos en España, en los años 60, había en nuestro país más de 200 marcas de lavadoras, por ejemplo. Eran mini talleres que fabricaban unos cientos de aparatos al año, peor había muchos. Además el mercado era una esponja: todos los aparatos que se fabricaban los absorbía Era el comienzo de la proliferación de estos aparatos en España. Había fábricas (yo lo he visto en BRU) que los camiones para cargar lavadoras esperaban hasta dos o más dias para ver cuántas podían llevarse de la fábrica, que no daban abasto. Y siempre era mayor la demanda que la oferta. Pero eso empezó a cambiar. Nuevas tecnologías y mejor calidad no estaban al alcance de los pequeños talleres y su reducida producción no permitía embarcarse en ampliaciones.  

A final de los años 70 quedaban no más de 25 marcas de electrodomésticos en España. Y después de la reconversión industrial en el 78, desaparecieron muchas de las que quedaban otras fueron fusionadas y absorbidas por otras o por multinacionales. Pero el mercado seguía creciendo a menor ritmo, pues se iba saturando. ¿Solución? Buscar nuevos mercados en el exterior. Y así se hizo. Los fabricantes, además de abastecer y cuidar el mercado interior se lanzaron todos ellos a buscar nuevos mercados en otros países menos desarrollados y también más desarrollados. Y esa tendencia sigue vigente hoy en día. 

En aquella época (1.980) para que una fábrica de lavadoras, por ejemplo, pudiera dar el mejor producto a un precio correcto, tenía que fabricaran mínimo de 250.000 lavadoras al año. Si no lo hacia la fabrica era inviable. Por eso desaparecieron todas aquellas que no llegaban a esa producción. Hoy, HAIER, el nº 1 mundial en cantidad de aparatos, fabrica más de 10 MILLONES de lavadoras al año. De ahí, y de los bajos precios de producción en China, vienen sus competitivos precios de venta en todo el mundo, pues no venden solo en el mercado interior (China) sino que está vendiendo hasta en 165 países. Esa es la manera de hacer calidad a precio asequible y conquistar mercados para su expansión. Para completar la idea debo decir que en estos momentos se venderán algo menos de un millón de lavadoras al año en España entre todas las marcas. 

¿Cuál es el futuro? Pues se calcula que en unos 15 años la producción de electrodomésticos estará concentrada, a nivel mundial, en 15 fabricantes. Todos los demás no podrán competir, pues la lucha por la CALIDAD, POR LA CANTIDAD Y POR LAS MEJORAS TECNOLÓGICAS, dejarán al resto de fabricantes en la cuneta. O absorbidos por otros. Para saca al mercado un electrodoméstico se necesitan unos dos años de diseño, ensayos, verificaciones, modificaciones, cumplimentación de directivas, subcontratar piezas con los proveedores, etc. Durante ese tiempo se hacen miles de modificaciones, se confeccionan cientos de protocolos, especialmente para los requisitos y exigencias de la pirezas de proveedor. Que la inmensa mayoría de las piezas de los electrodomésticos son de fabricación externa. Fábricas de compresores de frigorñifico, por ejemplo, debe haber unos 5 en el mundo. Todas tienen que ir a morir allí. Pero son los mejores y además los más económicos. Si no fuera así, no habrían subsistido. Y lo mismo los motores, las válvulas, las bombas de vaciado, la placa electrónica, etc. etc. Los fabricantes solo se limitan al diseño del aparato, a la fabricación de piezas metálicas específicas (tambor, cuba, carcasa, etc) y el resto lo fabrican en empresas especializadas con producciones de millones de elementos. Los partidarios de la existencia de esa obsolescencia programada deberían pensar en qué director de orquesta contratan las empresas para que los cientos de proveedores externos de piezas y componentes incluyan en cada una de sus piezas una fecha de caducidad o una deficiente calidad para que le compre, la empresa fabricante del aparato. Se juegan el suministro y compensar por las averías producidas por su deficiente calidad, si se produjera.

La búsqueda de la calidad entre los fabricantes es el bien más preciado. Ya conté en otra ocasión que en 1.987 constituí la primera empresa en España para atender el Servicio Técnico Oficial de Fabricante para toda España disponiendo de Servicios zonales subcontratados a los que había que formar, suministrar documentación técnica, resolver problemas técnicos, controlar y pagarles las reparaciones de garantía, suministrares los recambios, etc. A través de unos 130 Servicios Técnicos para la Línea Blanca. Comencé con dos fabricantes: CANDY y THOMSON

La primera ya había vendido lavadoras a una cadena nacional, y llegó el momento de poner una sede en España, controlada por la central italiana, y hacer aumentar las ventas. Pues bien, acababan de pasar una “epidemia” también llamada “enfermedad técnica”, donde los retenes del bombo se averiaban (es un aro de goma que evita que le entre el agua de la cuba a los cojinetes del eje que hace girar el bombo). Las averías caían como moscas., Había que cambiarle el tambor con su eje y a veces también la cuba, todo ello en período de garantía. Eso le costó a CANDY varios millones de las antiguas pesetas y una caída de ventas que tardó mucho en recuperar. El retén era de fabricación externa, no de CANDY 

THOMSON: En aquella época las reparaciones en garantía del primer año (solo había la garantía de un año en todas las marcas), las averías en ese primer año superaban el 12 % de los aparatos vendidos Concretamente en el frigorífico era del 17 % de averías en el primer año. A raíz del cambio del Director General en Francia, el responsable de posventa internacional me pidió si yo podía controlar el porcentaje de reparaciones en garantía del primer año,m cada mes, en España, ya que en Francia las reparaciones se las hacían los clientes (los comercios de venta) no un Servicio de Fabricante. Comencé a hacer las estadísticas e informando a Francia cada mes de la evolución, pues el objetivo de THOMSON BRANDT era conseguir en 7 años reducir las reparaciones en garantía –y su coste- que llegaran a un máximo del 7 %. Hoy el porcentaje admitido por los fabricantes de electrodomésticos en garantía de DOS AÑOS es de un máximo del 3 % de intervenciones que se corresponde aproximadamente con el 3 % sobre el precio de coste del aparato. Fijaros bien que para conseguir unos benéficos del 3 al 5 % de la facturación un fabricante tiene que hacer milagros. Y ver que se va un tres por ciento en las averías en garantía es brutal. Para los “no creyentes” ¿Os parece que el fabricante debe hacer las piezas de poca calidad para que desaparezca totalmente su margen de beneficio absorbido por las averías en garantía? Absurdo. 

FAGOR tuvo una de esas enfermedades técnicas al cambiar la cuba metálica por una de material plástico. Tuvo un problema de diseño o de fabricación en la nueva cuba, se cambiaron miles y miles de cubas y de aparatos, les costó una millonada de pesetas y un desprestigio en el mercado que tardaron tiempo en recuperar. Para los incrédulos: En FAGOR deben ser cortos de entendimiento si hicieron una cuba con problemas para que les compraran más lavadoras al romperse la que habían comprado…Absurdo. 

BRU, en 1978 tuvo una enfermedad técnica en un relé. Había exportado a Holanda e Irlanda unos miles de lavadoras, Hubo que enviar un equipo de técnicos a cada país, para reemplazar los referidos relés casa por casa de los usuarios de cada país con un coste extraordinariamente gravoso. Nunca más se pudo volver a vender la marca en esos dos países. El problema lo tenía el relé, fabricado por un proveedor. Seguramente se le ocurrió pensar (según algunos) que fabricando un relé que al cabo de poco tiempo fallaba, que BRU le compraría más relés. Pues no volvió a comprarles ni uno solo, cambiando de proveedor. Los relés eran de fabricación externa, claro. 

BEKO, vivido por mí en primera persona. Tuvo un problema similar al de CANDY en 2.006: un ajuste en el reten de los rodamientos del bombo que en ocasiones y dependiendo del los tipos de te detergentes, se perdía el ajuste estanco sobre el eje del biombo, por lo que podía entrar el agua a los cojinetes. Se cambiaron en garantía miles de cubas y tamboresién de lavadoras, llevándolas al taller, desmontándolas totalmente y volviéndolas a montar y llevarlas otra vez al cliente. Eso costó millones de euros. El retén era pieza de proveedor, no se hacía en BEKO. 

No voy a sugirió por no cansaros. Repito que la calidad es el bien más preciado de los fabricantes, Solo con aparatos fiables, duraderos y con buenas prestaciones ahorran en garantía y se mantienen muchos años funcionando. De esa manera, el usuario se convierte casi seguro en futuro cliente. 

Si hay alguien, después de leer lo que llevo escrito, que piense todavía que el fabricante pone escasa calidad para que el mismo usuario cambie el aparato averiado o “muerto” por otro del mismo fabricante es que no ha entendido nada. 

Lo que no debe hacerse tampoco es creer que las enfermedades técnicas acaban con el aparato. Afortunadamente las que he conocido se han producido todas en periodo de garantía, por lo que el fabricante ha asumido los elevadísimos costes de la reparación. 

Hay también posibles averías repetitivas que se detectan no solo a través de los Servicios Técnicos en sus informes, sino en el consumo anormal de piezas de recambio. Por eso cada fabricante controla que ninguna pieza se dispare en consumo, pues podría ser a corto plazo una enfermedad técnica, y hay que darle una solución a la pieza antes que se produzcan males mayores. 

Los incrédulos me dirán que cómo es posible que el fabricante no detecte a tiempo las enfermedades técnicas. A veces sí y a veces no. Ejemplo: los citados problemas ocasionados en dos marcas que he citado por defecto del retén. Eso empieza a detectarse (cuando sucede) entre los 6 meses y un año de uso, pues depende mucho de las veces que se ha lavado. Vamos a suponer que son 8 meses. Una marca que fabrique al año un millón de lavadoras, en 8 meses habrá lanzado al mercado 800.000 aparatos que pueden producir el problema. Vamos al caso de España, con BEKO: Si se vendían 100.000 lavadoras al año en nuestro país, y el porcentaje de retenes con problemas era del 15 %, en el tiempo de los seis meses en detectar el problema y otros dos en solucionarlo se habían vendido aquí 80.000 aparatos, de los que un 15 % podían tener el problema. Son 12.ooo aparatos que habría que cambiarles el tambor y la cuba, El coste de la broma, solo en nuestro país, costó 12.000 cambios x 145 € cada aparato reparado, 1.740.000 €. O se4a, el posible beneficio a obtener en el ejercicio con las ventas totales de la marca en España. 

De verdad hay alguien que crea que los fabricantes son tan estúpidos que dejan que una pieza determinada (o varias) puedan ocasionarle semejante problema de coste y de imagen? En ese caso de BEKO No hubo ningún problema de imagen, pues afortunadamente solo fallaba alrededor del 15 % de aparatos, y desde mi central se había comunicado a los Servicios Técnicos que actuaran con rapidez, sin ningún cargo para el usuario, y que se llevara al taller la máquina para hacer el cambio de cuba y caldero. Tanto es así, que una vez solucionado el problema, hablando un diía con el Director Comercial, y comentando sobre el trabajo, dije “ahora estamos ya normalizados, después del problema de las cubas y retenes” Y su respuesta fue ¿De qué problema me hablas que no me había enterado? Pero para eso el fabricante debe disponer de un Servicio Técnico eficaz. 

Un último caso, esta vez con HAIER. Cuando lanzó su primer lavavajillas en el 2.003, se empezaron a vender en España y empezaron los problemas. No era uno solo, sino varios. No eran de problema de calidad en las piezas, sino de diseño. Como responsable del Servicio Técnico de España, me enviaron un aparato para estudiarlo, y se empezó a vender. Yo tenía el aparato en mi despacho y vino un técnico del Servicio INDESIT conocido desde hacía tiempo a tratar de unos asuntos conmigo. Al ver el lavavajillas me dijo “¿Qué hace un lavavajillas INDESIT en tu despacho? Le dije que no era de INDESIT sino de HAIER. Después de darle vueltas al asunto llegamos a la conclusión de que INDESIT, al encontrarse con tantos `problemas en Europa, en lugar de solucionarlos por el Servicio Técnico y hacer los cambios necesarios, hizo un nuevo modelo y abandonó la fabricación del problemático. 

Cuando llegamos a China, a la fábrica de HAIER, todas los responsables europeos de Servicios teníamos el mismo problema: el dichoso lavavajillas y sus problemas de diseño, casi irresolubles por el Servicio. Nos llevaron al laboratorio y el chino responsable de los lavavajillas nos enseñó el aparato con ciertas modificaciones que paliaban en parte los problemas. Al lado, en pruebas intensivas, había otros prototipos de lavavajillas diferentes que estaban ensayando y que iban a lanzar al mercado en pocos meses para sustituir al problemático. Llegamos a la conclusión que los de INDESIT, ante la imposibilidad de resolver los numerosos problemas de su aparato hicieron uno totalmente nuevo y el problemático se lo vendieron a los chinos de HAIER. Con moldes, matrices, cadenas de producción, etc. etc, se lo quitaron de encima y se lo vendieron a HAIER. 

En España dejaron de venderse estos aparatos y se cambiaron por otros (con el mismo resultado) hasta que se paró la venta y se devolvieron a la fábrica, HAIER no pudo vender lavavajillas en España hasta años más tarde, pues estaba.en la mente de los distribuidores el fracaso de su primer aparato. HAIER a los pocos meses emperezó a fabricar su nuevo aparato, diseñado por ellos mismos. No sé el resultado del nuevo aparato pues repito que estuvieron años sin poder vender un aparato en España. Y los que se frotarían las manos eran los de INDESIT, que le vendieron el muerto a HAIER, Lo que no sé si la cosa acabó bien, mal o muy mal, pues los chinos perdonan pero no olvidan, por lo que seguro que no volvieron a comprarle ni un tornillo a INDESIT. Todo esto para que veáis el desaguisado que pueden producir los problemas técnicos en un fabricante. Y la conclusión: el primer interesado en producir CALIDAD es el fabricante. 

Como podéis ver, amigos lectores, os he trasladado algunas de mis experiencias en este tema relacionado con la obsolescencia de los electrodomésticos. No os he contado lo que me han dicho o he oído. Os he contado mis propias experiencias. Y si todavía hay alguien piensa que exagero, que no digo la verdad o que puedo tener objetivos oscuros en este asunto he de decir que no mi importa en absoluto. Yo seguiré hablando de lo que sé hasta donde yo sepa. No tengo ningún interés en que se me crea o no. Cada uno es libre de pensar lo que quiera. Y si alguien no me cree, allá él. Y si piensa que tengo intereses…allá él. Yo no voy a perder ni ganar nada. Solo explicar la verdad. 

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sábado, 8 de diciembre de 2012

¿Por qué los radiadores eléctricos tienen un rendimiento del 100 % y las bombillas NO?


JACOBO, un lector, hace esa interesante pregunta en un comentario dejado en el blog. x ¿Por qué las estufas eléctricas de resistencia transforman toda la electricidad en calor (100 % de rendimiento) y las bombillas NO? Buena pregunta, que para completarla yo añadiría: si además las bombillas de incandescencia, por ejemplo, tienen un filamento de tungsteno que es en realidad una resistencia eléctrica. ¿Por qué esa diferencia? . Y añado: ¿Por qué los radiadores no tienen Etiquetas Energéticas?


He convertido la respuesta en este artículo pues creo que más de uno se puede hacer la misma pregunta: si ambas son resistencias, ¿Cual es la diferencia? Vamos a verlo. 

Parece que ambas cosas PARECEN CONTRADICTORIAS. Pero no es así. Solamente una resistencia eléctrica convierte en CALOR en su totalidad la energía eléctrica consumida. No hay otros objetivos. Por eso el rendimiento de los calefactores eléctricos, es siempre del 100 %. Lo que quiere decir que TODA LA ENERGÍA ELÉCTRICA SE CONVIERTE EN CALOR, que en el caso de los calefactores, es CALOR lo que queremos, no otra cosa. Por eso digo siempre que el rendimiento de las estufas eléctricas por resistencia es siempre del 100 %, porque toda la energía eléctrica consumida se convierte íntegramente en calor. Otra cosa es luego la propagación de ese calor al ambiente, que trataré en otro artículo. Pero lo que es siempre igual es que en cualquier resistencia eléctrica no hay pérdidas, porque si las hubiere, se transformarían en calor, que es lo que buscamos. Inversamente podríamos decir que una resistencia eléctrica es la peor “máquina” eléctrica, pues no facilita ningún TRABAJO ni hace otra función que no sea calor. Que es precisamente lo que queremos. 

La pregunta de JACOBO es la comparación con las bombillas. Veamos la diferencia. Vamos a suponer una bombilla de filamento de tungsteno (las “normales”. ¿Qué buscamos en ella? Que nos dé LUZ. Pero sabéis que una bombilla de incandescencia si se toca cuando está funcionando te puede quemar la piel. Eso es porque hay una parte de la electricidad consumida que se convierte en LUZ, que es lo que queremos y otra parte (la mayor) se transforma en CALOR, cosa que en una bombilla no nos interesa. La proporción es normalmente de un aprovechamiento en LUZ del 20 % de la energía consumida y el 80 % se convierte en CALOR, cosa que no nos interesa. Por eso decimos que el rendimiento de una bombilla de incandescencia es del 20 % y unas pérdidas (en calor) del 80 %. Un desastre, vamos. Pero eso ha sido siempre así, y antiguamente peor. 

En cambio, la tecnología de las bombillas llamadas de “bajo consumo” hace que estas, de cada 100 vatios consumidos 80 se conviertan en luz y solo 20 se conviertan en calor. O sea que hemos invertido los términos, siendo aquí lo contrario de las incandescentes: la luz que produce una bombilla de bajo consumo de 20 vatios equivale aproximadamente a la luz emitida por una de incandescencia de 100 vatios. Por eso su rendimiento es del 80’ %. Si hablamos de las bombillas LED, su rendimiento es superior: es de aproximadamente del 90 % aprovechado en luz y el 10 % de pérdidas en calor. 

¿Entendida la diferencia?. Pero hay más que hablar. No lo voy a dejar aquí, Antes he dicho que la bombilla de bajo consumo tiene un rendimiento APROXIMADO del 80 %. Pero si vais a comprar una bombilla os encontraréis que todas llevan obligatoriamente, por ley, una “Etiqueta Energética” que va desde la más eficiente “A” hasta la 7ª, la “G”, como menos eficiente. Las bombillas “de bajo consumo” y fluorescentes están normalmente en la clase A, la más eficiente. Las bombillas de filamento (incandescentes) las mejor situadas pueden llegar a la clase D e incluso a la C

Así pues, fijaros bien cuando vayáis a comprar una bombilla: buscar la de mayor rendimiento, indicado en la Etiqueta Energética

Y ahora le toca el turno otra vez de hablar de las estufas eléctricas, de cualquier tipo: radiadores, convectores, emisores térmicos, etc. etc. ¿Os habéis preguntado alguna vez por qué no habéis visto nunca en estos aparatos la Etiqueta Energética que obligatoriamente deben llevar todos los electrodomésticos, incluyendo las simples y elementales bombillas? Pero antes de contestar voy a explicar el objetivo de la Unión Europea cuando decidió aplicar la Etiqueta Energética en los electrodomésticos en todo el territorio de la Unión. Se trataba de mejorar el rendimiento o Eficiencia Energética para hacer el mismo trabajo pero CONSUMIENDO MENOS ENERGÍA ELÉCTRICA. Eso en las lavadoras se consigue rebajando la cantidad de agua, con lo que hay menos cantidad a calentar (como también en el lavavajillas) y mejorando la acción mecánica y la mayor efectividad de los detergentes, con lo que se puede obtener el mismo buen resultado de calidad del lavado con menos temperatura y menos gasto de energía eléctrica. En un frigorífico mejorando el rendimiento del compresor, aislando mejor para evitar pérdidas de frío, etc. De esa manera los fabricantes, para poder seguir compitiendo en un mercado saturado y con luchas a muerte por sobrevivir. Saben todos que si no se mejora la calidad y el rendimiento, se acabó la marca y el fabricante, como tantas veces ha sucedido. 

Pero volvamos a los calefactores eléctricos. Aquí la Unión Europea no movió un solo dedo. ¿Por qué? Porque si el rendimiento del aparato de resistencia hemos dicho que es del 100 %, es IMPOSIBLE superar ese porcentaje. Todo lo que consume lo transforma en calor. Por consiguiente NO HAY CASO de APLICAR ETIQUETAS ENERGÉTICAS ni CLASIFICACIONES si todos los aparatos tiene una eficiencia del 100 %, POR LO QUE ES IMPOSIBLE QUE NINGÚN APARATO DE ESTE TIPO SUPERE EL MÁXIMO DEL 100 %. 

Entendéis ahora por qué llamo mentirosos a todas los fabricantes y vendedores que dicen que sus calefactores consumen menos para dar el mismo calor o que consumiendo igual energía dando más calor? ¿Entendéis ahora que no existe mayor rendimiento que el del 100 %

De otra parte, queda por explicar (lo haré en un próximo artículo) las diferencias entre los diversos tipos de aparatos: emisores térmicos, convectores, radiadores, sean secos, de aceite, de cerámica, etc. etc,. Pero os adelanto que ninguno de esos COMPONENTES en los aparatos, por más que quieran engañarnos, NO PRODUCEN ENERGÍA CALORÍFICA. Eso sería CREAR calor. Y eso físicamente es imposible. 

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